Las murallas de Dubrovnik son uno de los sistemas defensivos medievales mejor conservados en el mundo, y su historia es tan fascinante como la ciudad misma. Estas imponentes estructuras, que rodean la ciudad vieja, han sido testigos de innumerables eventos a lo largo de los siglos.

La construcción de las murallas comenzó en el siglo XIII y continuó a lo largo de los siglos XIV y XV, alcanzando su forma actual en el siglo XVI. Diseñadas para proteger Dubrovnik de los ataques, las murallas tienen un grosor impresionante de hasta 6 metros en algunos lugares y se extienden a lo largo de casi 2 kilómetros. La altura de las murallas varía, llegando a alcanzar los 25 metros en su punto más alto, ofreciendo vistas espectaculares del mar Adriático y la ciudad.

A lo largo de las murallas, encontrarás una serie de fortalezas y torres, cada una con su propia historia y propósito. La Torre Minceta, en la esquina noroeste, es uno de los puntos más emblemáticos, construida para defender la ciudad de los ataques terrestres. Al este, la Fortaleza de San Juan protegía el puerto de la ciudad de los invasores marítimos. Cada una de estas estructuras es un recordatorio del ingenio y la determinación de los antiguos habitantes de Dubrovnik para mantener su ciudad a salvo.

A lo largo de su historia, las murallas han resistido asedios y ataques, desde las incursiones otomanas hasta el conflicto armado más reciente en los años 90. Hoy en día, las murallas son un símbolo de la resistencia y la perseverancia de Dubrovnik. Recorrerlas no solo te permite disfrutar de unas vistas impresionantes, sino también sumergirte en la rica historia de la ciudad.