En el siglo XVII, debido a la saturación de los cementerios parisinos y por motivos de salud, se decidió trasladar los cuerpos a las antiguas canteras subterráneas de París. Estas canteras se utilizaron durante siglos para extraer la piedra con la que se construyó París.

El proceso de reordenamiento óseo comenzó en 1786 y continuó durante varios años. Los restos humanos fueron cuidadosamente dispuestos y apilados en túneles subterráneos para crear patrones artísticos y galerías de huesos. En 1810, las catacumbas se abrieron al público, lo que las convirtió en una vista única y espeluznante.

Durante muchos años, las Catacumbas de París han sido un lugar de interés para artistas, escritores y exploradores, fascinados por su atmósfera mística y su historia única. Las catacumbas son ahora una parte importante del patrimonio de París y ofrecen a los visitantes la oportunidad de explorar aspectos menos conocidos pero igualmente importantes de la historia de París.

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