Imaginemos el año 1656, cuando la peste arrasó Roma. El Papa Alejandro VII encargó a Bernini el diseño de una plaza que pudiera albergar multitudes para las ceremonias papales. El resultado fue una obra maestra que no sólo cumplió su propósito funcional, sino que también dejó una huella imborrable en la historia del arte.

Al pasear por la plaza, no puedes dejar de notar la impresionante columnata que se extiende en un abrazo acogedor, compuesta por 284 columnas y 88 pilastras que bordean la plaza en un pórtico de cuatro filas. En lo alto de las columnas hay 140 estatuas de santos realizadas en 1670 por los discípulos de Bernini. Este diseño no solo crea un espacio monumental, sino que también simboliza los brazos de la Iglesia abiertos para recibir a sus fieles. Bernini logró capturar la esencia de la fe y la devoción en cada detalle.

El obelisco egipcio que se alza en el centro de la plaza es otro tesoro histórico. Originalmente erigido en Heliópolis, fue traído a Roma por el emperador Calígula y posteriormente trasladado a su ubicación actual por orden del Papa Sixto V. Este obelisco, con más de 25 metros de altura, se convierte en el epicentro de la plaza, agregando una dimensión vertical que complementa la amplitud de la columnata.

Hoy en día, la Plaza de San Pedro sigue siendo un lugar de encuentro para peregrinos, turistas y amantes del arte. En GetYourTrip, nos enorgullece incluir esta joya en nuestros itinerarios personalizados, brindándote la oportunidad de sumergirte en la rica historia y la belleza arquitectónica que ofrece.

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